Durante los últimos meses, hemos tenido el placer de publicar varios artículos en el Blog de Educación Tiching.
Se trata de una serie de tres artículos que tratan sobre cómo redactar las normas de convivencia para la clase.
Los artículos han sido leídos por miles de docentes de España y Latinoamérica. A juzgar por los comentarios recibidos, los artículos han gustado y son varios los docentes que han añadido experiencias en sus aulas que enriquecen aún más lo expuesto en estos artículos.
El 22 de diciembre de 2015 se publicaba el primer artículo de la serie.
PROHIBIDO PROHIBIR: NORMAS DE CONVIVENCIA EN POSITIVO
Todos los profesores comienzan el curso dedicando algunos minutos a explicar las normas de convivencia que rigen su clase. Es una de las cosas que tenemos que hacer como docentes para lograr una buena gestión de aula. Algunos profesores, sobre todo en grados más altos, prefieren crear esas normas junto con sus alumnos. A menudo, estas normas de clase se escriben con frases negativas. Estamos acostumbrados a ver normas expresadas con las palabras “no” o “prohibido”, sin embargo no es una forma eficaz de expresar las normas de una clase.
Una norma expresada con una frase negativa confunde a quien la lee. Con este tipo de redacción, al alumno se le dice solamente una de las cosas que no debe hacer, pero no se le explica claramente que es lo que se espera que haga.
Si escribimos algo como “No se corre por el pasillo”, dejamos un abanico de posibilidades abiertas a nuestros alumnos que estarán encantados de probar, y con razón: “¿y si gateo?”, “¿y si me deslizo como una serpiente?”, “¿y si avanzo por el pasillo dando saltos?” son algunas de las ideas que se les pueden pasar por la cabeza a los más pequeños. Y no les falta razón.
Nuestra norma expresada como “No se corre por el pasillo”, no prohíbe ninguna de las anteriores posibilidades. Como adultos, hemos interiorizado la idea de que si no se puede correr, se sobreentiende que tampoco se podrá saltar, gatear o arrastrarse por el suelo. Los niños, afortunadamente, aún no sobreentienden nada. Y hacen bien.
Por eso, un profesor eficaz formulará la regla con una frase en positivo. Una frase como “Caminamos en silencio por el pasillo” informa mucho mejor a los alumnos de lo que se espera de ellos. Este nuevo formato de norma aporta detalles no sólo de la manera en que hay que moverse por el pasillo, sino que además da una idea del volumen de voz aceptable en el interior de un centro escolar.
Tengo que darle la razón a quien inventó este eslogan. En clase, prohibido prohibir.
El artículo ha recibido más 2.500 “me gusta” en Facebook, y es hasta el momento el más popular de los tres.
Más tarde, el 20 de enero de 2016, Tiching publicó el artículo
¿CÓMO ELABORAR LAS NORMAS DE CONVIVENCIA EN CLASE?
Como sabes, para conseguir una gestión eficaz del aula es necesario establecer unas normas de comportamiento al principio del curso. Estas normas pueden ser normas generales o normas específicas:
- Normas generales: Las normas generales, por su flexibilidad, abarcan un gran número de comportamientos. Con 4 o 5 normas generales podemos cubrir la mayoría de los comportamientos a corregir durante el curso. Para que sean eficaces, las normas generales tienen que ser explicadas muy bien y con frecuencia. Una norma general como “Sé respetuoso” implica escuchar a los demás cuando hablan, no interrumpir a quien tiene la palabra, etc. Otros ejemplos de normas generales serían “cuida el entorno” o “sé responsable”. Las normas generales suelen funcionar mejor con profesores experimentados que al cabo de los años han sabido establecer un buen comportamiento en sus clases.
- Normas específicas: Las normas específicas se centran en corregir un único comportamiento, pero expresan claramente lo que se espera de nuestros alumnos. Como explicaré más detenidamente a continuación, deberíamos limitar el número de normas a un máximo de cinco. Las normas específicas nos limitan bastante y nos obligan a elegir los comportamientos que más nos interesa corregir. Las normas específicas son una mejor opción para profesores con poca experiencia o para profesores experimentados que buscan mejorar radicalmente el comportamiento en sus clases. Aunque decidas que las normas específicas se ajustan mejor a lo que quieres conseguir, siempre puedes cambiar hacia normas más generales a lo largo del curso.
Y, ¿cuántas normas necesito en clase?
El número de normas que se necesitan en un aula no está fijado, ni mucho menos. Hay profesores que piensan que al poner muchas normas en su clase serán capaces de corregir todos los comportamientos inadecuados de sus alumnos. Sin embargo, poner muchas normas es de hecho contraproducente.
¿Por qué? Pues por la misma razón que el pin de tu tarjeta de crédito o de tu móvil tiene 4 dígitos. Esa es la cantidad de objetos en una serie que podemos memorizar con facilidad la mayoría de nosotros. Al poner muchas normas, solo conseguirás que tus alumnos no lleguen nunca a aprenderlas e interiorizarlas.
Si crees que necesitas muchas normas, no pongas a la vista nunca más de cinco de ellas. Puedes establecer cinco normas al principio de curso, y una vez tus alumnos las hayan aprendido, puedes añadir más. Las normas ya aprendidas pasan a ser normas no-escritas, con tanta validez como las que aparecen en tu póster de normas.
En cualquier caso, si consigues reducir tus normas a tan solo cuatro o cinco durante todo el curso, te ahorrarás bastantes problemas.
Este artículo ha recibido más comentarios que ninguno y también se ha compartido bastante en las redes sociales.
Por último, el 16 de febrero de 2016, aparecía publicado el último artículo de la serie:
¿QUÉ HAGO CUANDO UN ESTUDIANTE SE SALTA LAS NORMAS DE CLASE?
Cuando dotamos a nuestra clase de normas de convivencia, acompañamos (o deberíamos) las normas con consecuencias positivas y negativas por cumplir las normas o no hacerlo.
Sin embargo hay una regla de oro que solemos distraer y es la siguiente:
No pares de enseñar cuando alguien se salta una norma.
Como profesor, tu deber es enseñar a la mayoría de la clase que sí está cumpliendo las normas de convivencia.
Las consecuencias tienen que ser administradas inmediatamente y sin parar la lección.
¿Cómo se puede conseguir esto?
Haciéndolo de forma silenciosa utilizando sistemas de consecuencias que no requieran que el profesor diga ni una sola palabra. Además, si aleccionas a un alumno que se ha saltado una norma frente al resto de la clase, le estás dando un protagonismo que era lo que quizás estaba buscando en primer lugar. Es decir, estarías reforzando un mal comportamiento. Y como todo comportamiento que se refuerza, este se repetirá. Utiliza la palabra para reforzar comportamientos o actitudes que quieres que se repitan mediante alabanzas públicas, pero nunca refuerces aquellos comportamientos que quieres erradicar en tu clase.
El sistema más clásico sería anotar en una pizarra el nombre del alumno en una pizarra. Otro sistema alternativo sería dar al alumno un trozo de papel similar a una multa de tráfico. En grados más bajos, funciona muy bien un sistema de colores donde los nombres de los alumnos, escritos en pinzas de la ropa cambian de color según esté siendo su comportamiento.
Si dispones de una pizarra digital, puedes utilizar el sistema Class Dojo, en el que los alumnos ganan puntos cuando repiten comportamientos que quieres que se repitan. No sólo para cuestiones de disciplina, sino también para otros aspectos, como fomentar el trabajo en equipo o la responsabilidad individual.
A menudo, sobre-reaccionamos ante una infracción y montamos una escenita en clase completamente prescindible e improductiva. Perdemos autoridad y creamos dudas ante el resto de alumnos de nuestra capacidad de gestionar bien la clase. Ahórrate un disgusto y utiliza un sistema de consecuencias silencioso. No pares de enseñar ocurra lo que ocurra… ¡a menos que haya un incendio!
Aún es pronto para saber el alcance de este artículo, pero suponemos que se compartirá tanto como los dos anteriores.
Esperamos poder seguir difundiendo nuestros artículos con Tiching, pues al fin y al cabo, expresan de forma resumida la base en la que se fundamentan nuestros cursos para docentes.