Las oposiciones a la función pública docente, tienen, como cualquier otro proceso de oposición, un componente más o menos alto de habilidad de oratoria. Lo que en otras oposiciones crea dudas sobre la legitimidad del proceso, no es aplicable a las pruebas para convertirse en maestro o profesor funcionario de carrera.
Pese a que se comienzan a alzar voces sobre lo injustos que pueden ser los exámenes orales por la subjetividad con que se evalúan, lo cierto es que son necesarios. ¿Podemos elegir a nuestros profesores sin haberles escuchado?
El jurista experto José Ramón Chaves lo denuncia de esta manera: “no puede aceptarse que la subjetividad del tribunal juegue con el esfuerzo y la ilusión de los opositores” o “los exámenes orales son un cheque en blanco para un tribunal calificador y además no dejan huellas del examen realizado para someterlo a control jurisdiccional”.
No le falta razón a este jurista. Habrá que poner medidas para garantizar la justicia del proceso. Por ejemplo, ante la falta de “huellas” de un examen oral, se podrían grabar los exámenes. Y no me refiero sólo a grabaciones de sonido, sino también en vídeo, debido a la importancia también evaluable de la comunicación no-verbal.
Esto no sería plato de buen gusto para los opositores, que bastante nerviosos llegan ya a este tipo de pruebas, pero podría ayudar a proporcionar pruebas de por qué el tribunal evalúa de una u otra forma.
Según el blog concodos.wordpress.com “Es en esta prueba donde la oposición se aleja más del mérito, la capacidad y la igualdad“.
En el caso de las pruebas a docentes, no es así. Un buen profesor tiene que ser capaz de enseñar a sus alumnos, y esto pasa por poseer varias habilidades, entre las que se encuentra la habilidad de comunicar y expresarse con claridad. Por lo tanto la capacidad y el mérito en una oposición a profesor sí se demuestran mediante exámenes orales.
Podríamos discutir sobre si el proceso de oposición-concurso es la mejor manera de elegir a los miembros del cuerpo de maestros y profesores, pero ese debate escapa el alcance de este artículo.
En el caso de las pruebas a maestro de una lengua extranjera, es evidente que un maestro que no tenga un buen nivel oral de inglés, por ejemplo, difícilmente podrá enseñar bien a sus alumnos. Un maestro que se presenta a unas oposiciones con un nivel de inglés bajo se descalifica en el primer minuto de su exposición. Es muy difícil compensar la falta de habilidad oral en el idioma por mucho que se haya estudiado y se dominen los temas, porque, en definitiva, todos buscamos profesores de idiomas que dominen no sólo los aspectos gramaticales o sintácticos del lenguaje, sino también sus aspectos orales. Es imprescindible poseer la capacidad de escuchar y entender así como la habilidad de expresarse con claridad, corrección y seguridad además de hacerlo con un acento aceptable. En esta especialidad, al igual que en otras como Música, los conocimientos teóricos pierden peso frente a la capacidad práctica del aspirante a la hora de evaluar la prueba. Los conocimientos teóricos son imprescindibles para poder afrontar una oposición, pero no son suficientes para poder ser competitivo.
En conclusión, las pruebas orales pueden no aportar gran cosa a la hora de evaluar a los candidatos a ciertos puestos de funcionario, pero en el caso de puestos docentes, este tipo de pruebas, hoy por hoy, son imprescindibles.
Referencias: https://concodos.wordpress.com/2015/10/13/las-oposiciones-y-los-examenes-orales/