Tras explicar una lección magistral durante 15 minutos, el profesor se gira para anotar en la pizarra un esquema con el que resumir los contenidos. La mayoría de los estudiantes se disponen a copiar en sus apuntes el esquema. En ese momento, varios alumnos aprovechan para jugar y molestar a la mayoría de alumnos que sí quieren aprender. ¿Te suena? Es un ejemplo claro de un profesor que, pese a su buena voluntad, no sabe utilizar el lenguaje corporal ni técnicas de proximidad para ser eficaz en su labor. Todos nosotros hemos tenido este tipo de profesor como estudiantes, y aunque con el paso del tiempo sólo recordamos lo mejor de cada profesor, nos hubiera encantado que hubieran sabido hacerse mejor con su clase. Como docente, no te gustaría repetir los mismos errores, ¿verdad? Pues presta atención a las próximas 5 maneras de moverse por el aula que garantizarán el éxito de tus clases. 5 sencillas técnicas docentes eficaces que te darán un mejor control del aula.
La forma en que te mueves por tu aula determina tu éxito como profesor. Un profesor eficaz sabe moverse por el aula de manera que ataja problemas de comportamiento antes de que se produzcan y maximiza el aprendizaje de sus alumnos. Todos los docentes estamos familiarizados con aproximarnos a aquellos alumnos que van a crear (o ya han creado) problemas de comportamiento, pero esta es sólo una de las formas de moverte por el aula que puedes utilizar. A continuación te presentamos 5 formas alternativas de moverte por el aula que te ayudarán a ser un mejor docente.
1. “Salta” de la tarima. La mayoría de las aulas tienen una disposición bastante tradicional con la pizarra y la mesa del profesor al frente del aula. Frente a la pizarra hay algo de espacio libre antes de que comience a haber mesas de alumnos. Este espacio es lo que llamaremos tarima (imaginaria). Afortunadamente ya no hay tarimas reales en las aulas, aunque algún político, sin muy buen criterio, ya se ha pronunciado en favor de recuperarlas en nuestras escuelas como medida estrella para combatir problemas de disciplina. Un profesor eficaz sabe que hay que “saltar” de la tarima en cuanto comienza la clase. Antes de que se produzca cualquier alteración del orden debido a mal comportamiento. Saltar de la tarima deja claro que el profesor está en control del aula, que no hay zona del profesor y zona de los alumnos, sino que se trata de una espacio compartido en el que el profesor capitanea a un grupo y se mueve libremente por él. Al moverse por todo el aula, el profesor deja claro que no sale del área de la pizarra sólo cuando nota que hay algún problema sino como parte de su estilo de enseñanza.
2. Cada uno en su sitio y el “profe” en el de todos. Un profesor eficaz es capaz de estar de pie junto a ( o detrás de) cualquier alumno en cuestión de segundos. Si para llegar a la esquina de atrás de la clase junto a una de las ventanas tienes que mover mesas o pedir permiso para pasar, estás dando el mensaje de que esa parte del aula te es ajena. En el fondo estás dando a entender que no te pertenece y eso es algo que como docente no te puedes permitir. Más importante aún, tus alumnos no se pueden permitir estar en una zona del aula en la que no reciben la misma atención que cualquier otro alumno de la clase. Muévete con total libertad por todo el espacio del aula.
3. Da feedback sin interrumpir. Da mensajes constantemente mientras circulas por el aula. Procura alternar mensajes verbales con mensajes no-verbales. Tus mensajes verbales deberían ser en su mayoría refuerzo positivo a aquellos alumnos que están haciendo un buen trabajo o siguiendo los procedimientos marcados. Una buena regla a seguir es dar al menos 4 mensajes de refuerzo positivo antes de dar uno negativo. Es importante narrar lo que ocurre para que los alumnos que no tienen claro que es lo que hay que hacer puedan seguir el ritmo de la clase. No saber qué es lo que hay que hacer suele ser la causa del mal comportamiento de muchos alumnos en el aula. Al narrar como algunos alumnos están siguiendo las instrucciones, damos oportunidades adicionales al resto de alumnos para que se reenganchen a la clase si es que se habían perdido. Tus mensajes no-verbales pueden ser una manera de dar un feedback rápido y constructivo a los alumnos que van completando su tarea. Un dedo pulgar en alto junto con una sonrisa es todo lo que un alumno necesita para sentirse seguro de lo que hace.
4. Muévete sin seguir un patrón determinado. El hecho de moverte de forma impredecible ayuda a que todos los alumnos estén centrados en su tarea y a que no dispersen su atención. Si anuncias que toda la clase debe prestarte atención, pero te mueves hacia un alumno en particular que suele tener problemas de comportamiento, estarás transmitiendo el mensaje de que no confías en que ese alumno te preste atención. No te muevas en círculos o por el pasillo central arriba y abajo únicamente. Cambia tus movimientos constantemente, para que todos los alumnos sientan que les estás prestando atención en todo momento, y no sólo cuando le toca a la zona en la que se sitúan en el aula.
5. Domina el horizonte. La posición ideal de control es aquella en la que tu puedes observar a todos los alumnos sin que ellos te puedan ver a ti. Esto se consigue desde la parte de atrás del aula. Cuando das una explicación no es el mejor sitio para estar, pero una vez que los alumnos estén realizando trabajo independiente (ejercicios escritos, discusiones en grupo, etc) es una buena zona para estar que te ayudará a gestionar bien el aula de manera que se maximice el aprendizaje.
En una partida de ajedrez nadie limitaría el movimiento de la reina a una casilla hacia adelante, porque la reina se convertiría en un peón. De la misma manera, no limites tus movimientos en el aula a la zona de la pizarra. Sé activo, creativo y libre en tu forma de moverte por el aula para que todos tus alumnos puedan recibir tu atención. Muévete con libertad y decisión para que todos tus alumnos puedan brillar con tu ayuda.